El pulido/pulimentado de suelo es la primera fase tras la colocación del mismo para igualar los resaltes o fallos que pueda haber tras su colocación y así comenzar a dar vida al pavimento.
También puliremos el suelo cuando este muy deteriorado y presente arañazos, agujeros, juntas abiertas, manchas, etc.
Este proceso se hace con maquinaria pesada provista de abrasivos (piedras o diamantes) refrigerados con agua y además para evitar generar polvo.
Primero se utiliza un abrasivo más basto que es el que igualará toda la superficie; luego habrá que ir dando sucesivas pasadas cambiando de abrasivo o diamante de mayor granometría para ir eliminando la raya que deja el anterior.
Un acabado óptimo sería una granometría de 400# en adelante, teniendo en cuenta que a mayor granometría, mejor acabado final.